del 15 de octubre de 1988
una hoja en blanco ostenta el poder de incitar la pluma y arrancar súbitamente a la imaginación todas esas sutiles e informes imágenes dormidas..
una hoja en blanco es un deleite y un desafío porque nos invita a jugar con letras y palabras que aguardan la circunstancia exacta para ser abortadas de su condición abstracta,
una hoja en blanco es la vida que contamos cada día, con la contínua y eterna duda de saber si somos esencialmente los narradores de la historia, o ignorantes marionetas de un desconocido fabulista o los mediadores fatalmente libres..
Una hoja en blanco deja de ser blanca cuando decidimos impregnarla de amores y vivencias, de ensueños y frustraciones, de los otros y de nosotros, emergiendo de lo blanco un arco iris travieso que se desliza silenciosamente sobre el puente cotidiano y celestial.
Vamos desplegando sensaciones,zozobra la barca y después la calma, seguimos girando en el cosmos, inventando historias..
Nuestra hoja repleta desintegra sus partículas de tinta y papel, para que otras manos ,en otros siglos, en otros espacios, experimenten el placer de ser incitadas por el poder que emana de una hoja en blanco y vibren y dancen sobre la nada blanca, con la certeza de que sus palabras serán únicas y originales; aunque millones de años atrás alguien escribiera una copia textual de su ilusoria creación...
Una hoja en blanco tiene el poder de convencernos de ser nosotros mismos.